No es servil y complaciente, ni famular, escuderil y lacayesco.
No sirve de lavativa; ni está para prestar ayuda.
Quienes aman no son esclavos, ni serviles, ni séquito, ni criados.
No reverencian, ni rinden culto, ni obsequian, ni adoran.
No implican carga, ni gravamen; ni gavela, ni se humillan, ni adulan, ni cortejan, ni muestran bajeza alguna.
No reverencia ni aprovecha. Ni se inclina ni falsea.
No es conmutación de servicios. Ni transacción comercial, ni merceranismo.
No es muro para apoyarse a lo largo de la vida.
Ni muleta para suplantar la pierna coja.
Ni cabestrillo para el hombro fracturado.
Ni ojos de ciego; ni manos de manco. Ni sostén de enfermo. Ni guía de insanos. Ni suplente para el trabajo indeseado.
Ni psicoanalista de nuestras manías. Ni policía de nuestros deberes. Ni médico de nuestros dolores. Ni cadete, auxiliar, maletero, prestamista, inspector o juez.
No sirve como inodoro, letrina, mingitorio, descargador sexual; bolsa de arena o de residuos, papeles, cartas y fotos viejas. Comprendedor matriculado, público de vodevil, espectador solemne y callado.
No sirve como tintorero, lavacopas, cocinero, planchador, mucamo, lustrabotas, zurcidor de medias, remendòn de entuertos.
No es perro fiel; ni loro virtuoso; ni cazarratones.
No sirve como chofer, niñero, técnico de levedades, diccionario.
No está en este mundo para entretener, ni hacer feliz, ni cuidar, ni dar, ni amparar y ni siquiera proteger.
No es apto como muñeco de ventrílocuo, títere de guante, trompo a cuerda; ni como electrodoméstico, computadora, avión teledirigido, robot a pila, despertador, agenda de citas, secretaria privada. Ni como transmitidor de mensajes. No es cebo, carnada, anzuelo.
Es frágil, no se rompe, ni se dobla, ni se tuerce, ni se expone a altas temperaturas. No se congela, ni se derrite, ni se hace humo, ni se evapora, No es material de descarte. No se tira después de usarlo. Ni se cambia por otro nuevo. No es una piedra que no siente. Ni una flor para el florero. Ni adorno de biblioteca. Ni planta que se transplanta. No se succiona, ni se devora, ni se chupa, ni se mastica, ni se evacúa.
No se convida, no se presta, no se canjea no se vende, no se compra, ni se alquila. No se pierde, no se devuelve. Ni es propiedad privada, ni se hereda, ni se transfiere, ni se regala.
No es papel higiénico, ni de carta, ni para envolver. No es espejo para mirarse; ni frazada para calentarse, ni sillón para descansar. Ni bolsa de agua caliente. Ni felpudo, ni banquito para pararse, ni escalera para trepar, Ni columna para afirmarse. Ni bastón para apoyarse. Ni oficina para quejarse, ni centro de reclamos, ni hospital de alienados, ni asilo para mendicantes.
No está en este mundo para servir al amante.
Cuando el amor no sirve, recién comienza a parecerse al amor.
El amor no cuenta los centavos, ni los milímetros, ni los minutos. No regatea
Hugo Finkesltein
¿Notaste que querer, necesitar y amar NO significan lo mismo?